En 1525, tras la destrucción de la antigua catedral durante la Guerra de las Comunidades, el obispo Diego de Ribera decidió levantar una nueva en el corazón de Segovia. El 8 de junio colocó la primera piedra y pronunció: “Más vale que Dios esté en medio de su pueblo, que a las puertas del enemigo.”
Así nació La Dama de las Catedrales, símbolo de fe, arte y esperanza segoviana.