En Madriguera, las casas rojas parecen encenderse al sol.
Este pequeño pueblo de la Sierra de Ayllón conserva la esencia de la arquitectura tradicional más singular de Segovia: muros de piedra ferruginosa, silencio, y un paisaje que parece detenido en el tiempo.
Un lugar que demuestra que la belleza también puede oler a óxido y calma.