Subiendo a la torre de la Catedral

UN ESPECTÁCULO DE GRAN ALTURA

Visitas guiadas a la torre de la Catedral de Segovia

¡Hola!

 

Sí, subí exactamente 185 escaleras, de caracol, piedra caliza, y un poquito estrechas. Estoy hablando concretamente de la torre de la catedral de Segovia, de ella os voy hablar hoy.

La torre de la catedral ha cumplido su función desde la antigüedad, convocar con el sonido de sus campanas a los fieles a la oración, aunque tenía también otras tareas, como comunicar el fallecimiento de un rey o un alboroto creado en la ciudad. Así ha sido desde que comenzara su construcción en 1530. En la construcción de la torre se dedicaron 38 años, hasta el 1568, y es obra de Rodrigo Gil de Hontañón.

 

Llamada “Dama de las catedrales” por su luminosidad y proporciones, la catedral de Segovia cuenta con una torre que hoy tiene 88 metros de alto. Y digo hoy porque en su construcción contaba con 20 metros más que un incendio en 1614 destruyó. Pero hasta el 18 de septiembre de ese año, fue el campanario más alto de España.

 

Gracias a Ángel, sacristán de la catedral y al que agradezco mucho su esfuerzo, pude conocer todas las peculiaridades que esta torre guarda, que son muchas y muy curiosas. Os voy contando…

Comenzando la visita en la Capilla de San Blas, ya me imaginaba que para disfrutar de unas maravillosas vistas y saber la historia de su campanario, tendría que subir unas cuantas escaleras… pero lo que no pensaba es que todo partiría desde los primeros peldaños. Y es que nada más empezar a subir Ángel me dice que vaya mirando a las paredes ¿por qué? Pues ahí está la primera historia, y es que para que los canteros que traían las piedras para la construcción de la torre pudieran justificar su trabajo y cobrar, las colocaban con una señal a modo de firma.

 

A medida que voy subiendo y acostumbrándome al subir de los escalones, voy descubriendo las diferentes marcas: una estrella, una cruz, un triángulo… Pero hay un detalle en concreto que llama mi atención, pequeñas grietas en sus muros según subimos las escaleras, ¿sabéis lo que es? Pues son grietas producidas por el terremoto de Lisboa, de 1755, que creó cerca de 100.000 muertos y que tuvo repercusiones en muchas zonas de España.

Uno de los ocho tapices de la colección de Pompeyo Magno

Seguimos subiendo, mientras me explican que el primer tramo de escaleras tiene un pasamanos por ser la parte que pertenece al interior de la catedral. Llegamos a una sala, a 70 escaleras de la base, es el “descanso” para las visitas, aquí proyectan un vídeo que cuenta la historia de la torre. En esta sala destacan cinco tapices que cuelgan de sus paredes, son obra de Antoine de Sallaert y cuentan la Historia de Pompeyo Magno.

 

El pasamanos se acaba y unos peldaños más arriba llegamos a la siguiente “historia”, estamos en la casa del Campanero. Sí sí, la persona que se encargaba de tocar las campanas de la catedral tenía allí mismo su vivienda. Una estancia maravillosa por sus vistas, su luminosidad, su amplitud, la verdad que me pareció una autentica joya. Según me cuenta mi guía, esta casa ha estado habitada hasta mediados del s. XX. La función del campanero, como contábamos anteriormente, era la de dar información importante a los ciudadanos, noticias como un incendio, una muerte o la hora de misa tenía su “repiqueteo” concreto. La casa tiene el suelo de arcilla cerámica, las paredes blancas y en los techos y puertas vigas de madera. Tiene una cocina de la época, varias alcobas, y en la segunda planta admirablemente tenían guardados ¡los cerdos o gallinas!, por eso me explican que el techo está tan sucio ¿sorprendente verdad?

 

¿Y cómo se hacía para avisar al campanero de las distintas actividades que tenía que comunicar? Pues se realizaba a través de un llamador de granito situado en la base de la torre, en el Enlosado, con un solo golpeo se oía en toda la casa y el campanero se enteraba de que tocaba tocar campanas. 

Llegamos a la siguiente sala, en ella tienen guardado el mecanismo de un reloj, muy parecido al de la Puerta del Sol de Madrid, pero que en ese caso no se llegó a instalar. Aquí también podemos apreciar tres tapices más de la colección de Pompeyo.

 

Accedemos a la última sala visitable de la torre, el campanario. Diez campanas me rodean y las vistas son espectaculares. Las campanas no son todas iguales y por supuesto cada una tiene su función, además de tener su propio nombre: Fuencisla, Sermonera, Maria de la Paz… ¡Pero no os voy a contar más! porque espero que con este adelanto os llame tanto la atención que vayáis vosotros mismos a conocer el resto de historias que esta torre guarda, ¡un consejo! comeros un bocadillo antes.

No me quiero ir sin indicaros que la visita a la torre se realiza a través de visitas guiadas que organiza la propia catedral, de las que te puedes informar en nuestra página.

 

¡Hasta pronto!


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Comentarios: 1
  • #1

    Eva (lunes, 26 febrero 2018 23:26)

    Estuve el verano del 2016...ESPECTACULAR!!!! Digna de ver, al igual que todo el casco antiguo y alrededores. La gente maravillosa.

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